Historia del Grafiti

¿Dónde nació el grafiti? La respuesta obvia es Nueva York. Sin embargo, es probable que los entendidos en la materia concreten un poco más su respuesta. “Apareció en el metro de Nueva York”, dirán. Y es cierto que las primeras firmas que pudieron verse en la ciudad de los rascacielos no se pintaron en los muros de las calles de Brooklyn y Harlem y Queens, sino en los vagones subterráneos de la ciudad.

Pero los verdaderos expertos sonreirán burlones y darán la respuesta correcta a la pregunta. El grafiti nació oficialmente a mediados de los años 60 en las calles de Filadelfia, cuando dos adolescentes llamados Cornbread y Cool Earl dibujaron sus nombres por toda la ciudad para llamar la atención de los vecinos, de la prensa local y, al menos en el caso del primero, de una chica a la que le había echado el ojo.

La palabra clave del párrafo anterior es “oficialmente”, porque la verdadera historia, como corresponde a un arte que se mueve en los márgenes de la legalidad, es en buena parte extraoficial. Lo que muy pocos saben es que existe una forma de expresión urbana anterior incluso a las primeras firmas dibujadas en Filadelfia y Nueva York. Es la escritura chola (Cholo writing).

Esta correspondía a los signos territoriales que las bandas latinas de la ciudad de Los Ángeles dibujaban en las paredes de sus barrios muchos años antes de que Cornbread y Cool Earl escribieran por primera vez su nombre en un muro de Filadelfia. No suele ser mencionada en las historias oficiales del grafiti, aunque se trata sin ninguna duda de la primera muestra de arte urbano del siglo XX.

El grafiti nació oficialmente a mediados de los años 60 en las calles de Filadelfia
El grafiti nació oficialmente a mediados de los años 60 en las calles de Filadelfia

A esas marcas se las llamaba placas. Los grupos tachaban las placas de las bandas rivales y dibujaban encima las suyas. Ser cazado in fraganti anulando una firma ajena podía llegar a costarle muy caro al transgresor. Estos signos territoriales se realizaban con pinceles, hasta que la llegada de las primeras latas de pintura facilitó la tarea y permitió dibujar más placas en menos tiempo y con menor dificultad.

Fue el artista estadounidense Chaz Bojórquez el primero que a finales de los ‘60 vio en esas marcas territoriales el embrión de una forma de voz artística de pleno derecho. Su visión era acertada. Hoy en día, la escritura chola es una respetada forma de arte urbano más cercana al diseño de tipografías que a la obra de Banksy. Su hábitat natural no es ya la calle sino las galerías. Las placas eran esencialmente colectivas, una forma de manifestación pensada por y para el barrio y sus habitantes, un arte con denominación de origen. El grafiti anglosajón era individualista, egocéntrico y anárquico. No es de extrañar que este último acabara siendo absorbido por la cultura hip hop, probablemente el estilo musical más narcisista de todos los nacidos durante el siglo XX.

Chaz Bojórquez el primero que a finales de los ‘60 vio en esas marcas territoriales el embrión de una forma de voz artística de pleno derecho.
Chaz Bojórquez el primero que a finales de los ‘60 vio en esas marcas territoriales el embrión de una forma de voz artística de pleno derecho.

Hoy en día el grafiti y sus ramificaciones (las plantillas, las pegatinas y los carteles) son una expresión ciento por ciento universal… y uniforme. Incluso los mayores expertos en la materia tienen serias dificultades para saber si un determinado mural ha sido dibujado por un latinoamericano, estadounidense, europeo o asiático. Y eso es así, porque la desigualdad entre artistas de diferentes nacionalidades suelen ser mínimas cuando no inexistentes. El grafiti rechaza el pasado y no atiende a tradiciones o folclores, sino únicamente a modas y tendencias, lo que amenaza con convertir una manifestación que nació rebelde, en un catálogo de tópicos y lugares comunes.

Hoy en día el grafiti y sus ramificaciones son una expresión ciento por ciento universal.
Hoy en día el grafiti y sus ramificaciones son una expresión ciento por ciento universal.

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