Hábitos excéntricos de grandes genios

Hábitos excéntricos de grandes genios

Hábitos excéntricos de grandes genios

Hábitos excéntricos de grandes genios. Curiosidades.

 

Las grandes mentes muchas veces son verdaderos incomprendidos en su tiempo, que pasan por personas extravagantes y un poco fuera de sí, y recién con el tiempo realmente se los valora. Pero algunos de sus raros hábitos podrían tener mucho sentido y resultarnos útiles

Las inteligencias extraordinarias a veces razonan de formas que a los simples mortales nos resultan difíciles de comprender, sin embargo si profundizamos en su razonamiento vemos que tiene su lógica y que incluso hasta podríamos imitarlos y sacar provecho de ello.

Por ejemplo, Benjamin Franklin. Este gran inventor, escritor y político muy prolífico acostumbraba a nadar en aguas frías aún en pleno invierno, hábito que compartía con Theodore Roosevelt.

Aseguraba que así producía un shock en su cuerpo que aumentaba la circulación de sangre a los órganos vitales, especialmente el cerebro, y así pensaba mejor. Claro que un shock térmico extremo puede ser peligroso, pero una ducha fría si no estamos en pleno invierno puede surtir este buen efecto.

Steve Jobs era tan inteligente como sensible. El fundador de Apple, empresa que revoluciona nuestra vida cotidiana con sus dispositivos, defendía con frecuencia la importancia de llorar, sin importar si es por tristeza, alegría o simplemente como una forma de relajarse. Aseguraba que así purificaba su espíritu.

Pues tal parece que no estaba tan errado, pues al llorar, el cuerpo libera hormonas que permiten que los niveles de estrés desciendan y nos sintamos más relajados, así que si bien no hace falta llorar todos los días, las lágrimas cuando vienen las ganas no deben ser reprimidas.

Igor Stravinsky fue un gran compositor musical, considerado uno de los mejores del siglo XX y su costumbre era bien extraña: pararse de cabeza durante 15 minutos todos los días. Aseguraba que así lograba meditar y concentrarse en todas sus actividades de la jornada. Sin llegar a adoptar una posición tan difícil, podemos sin embargo utilizar alguna de las posturas de yoga y realizar una breve meditación al comenzar el día, los beneficios podrían ser muchos tanto a nivel físico como mental.

El gran Leonardo Da Vinci tenía un hábito de sueño muy peculiar, en lugar de dormir seis a ocho horas durante la noche, realizaba en cambio pequeñas siestas de entre 10 y 20 minutos cada pocas horas durante el día.

Si bien no es recomendable prescindir del descanso nocturno, las siestas están siendo reivindicadas como un hábito sumamente bueno para nuestra salud mental y cardíaca, y para mejorar el rendimiento mental y la concentración. Una breve siesta de no más de 20 minutos a mitad del día optimiza nuestra productividad, memoria y capacidad de aprendizaje, incluso existen estudios que determinan cuánto y cómo debemos descansar durante el día para conseguir mejores efectos.

Cuando se es genio no se puede uno dar el lujo de perder tiempo en pequeñeces, eso al menos pensaban Einstein y Steve Jobs, y coincide con ellos Mark Zuckerberg – fundador de la red social Facebook –. Es así que ellos no tienen interés en perder tiempo cada mañana pensando en qué ropa ponerse, para ello su guardarropas está lleno de prendas básicas muy similares entre sí, de forma tal que no necesitan dedicarle ni un minuto a decidir su conjunto de cada mañana.

No es mala idea contar con una colección de ropa que combine entre sí o separar tus atuendos de forma que no tengas que pensar demasiado en qué elegir, así cada mañana no la tendrás nada difícil a la hora de ver qué te pondrás.

No es necesario ser un genio para adoptar alguno o varios de estos cinco hábitos considerados extraños o excéntricos pero que se pueden ajustar para una vida normal y más sana.

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