¿Qué es la fotografía post-mortem?

“El dolor por la pérdida de un ser querido, hace que las personas hagan cosas muy extrañas.”

Sería ridículo hoy en día, pensar en tener un álbum fotográfico repleto de imágenes de nuestrosfamiliares muertos, muchos de ellos posando en sus ataúdes con posiciones anti-naturales o algunos de ellos sentados sobre un sofá, simulando así que están vivos; dejame decirte que en el pasado existía una práctica conocida como fotografía post-mortem, y que constaba de la realización de diferentes formas de capturar la imagen de un difunto. Esto parece ser aterrador, pero es lógico que para nosotros lo sea, porque vivimos bajo regímenes religiosos y culturales muy diferentes, que distan mucho de lo que en pleno siglo XIX se respiraba.

En períodos pretéritos, durante el siglo XIX, se adoptaba una tradición y costumbre que lejos de ser artística, era puramente religiosa. En aquellos tiempos, el velorio de un ser querido y de importancia, era todo un protocolo de “celebridades” que se llevaban a cabo, incluso semanas después del sepulcro; parte de esos protocolos consistían en fotografiar al protagonista de la ceremonia, es decir el fallecido. Todo aquel repertorio fotográfico era archivado como recuerdo en álbumes fotográficos familiares, preservando generaciones de parentescos yacidos en poco más que tétricas imágenes que aludían al recuerdo. Aquellas familias de clase alta, o que tuvieran acceso al servicio, realizaban capturas fotográficas entre el difunto y cada uno de sus familiares, muchas de estas fotografías se hacían de forma individual, aunque también estaban las que se hacían en grupo.

En los cientos de archivos reproducidos que a día de hoy se encuentran y se pueden ver, existen escenas en donde el cadáver de una joven adolescente yace de manera indisimulable junto a sus sufridos padres que sostienen las manos de su ahora extinta hija, en otras ocasiones, se ven a niños, muchas veces en grupo, simulando en este caso que están dormidos, arropados y vestidos como si fueran pequeños ángeles puros y libres de pecados, pero también están las más impactantes, que mostraban al cadáver dentro de su ataúd puesto en posición vertical, una costumbre sin duda depravada.

Para realizar estas imágenes, los fotógrafos que se dedicaban a esto, maquillaban el rostro y manos de quien por momento iba a ser retratado, también, debido a que era una ocasión especial y sobre todo única, se le vestía a la víctima con atuendos y vestimentas propias, muchas veces en las cuales se podía ver un reloj en su muñeca, indicando la hora de su muerte, y muchas otras se podía ver con el tallo de una rosa en posición invertida, un signo que representaba el final de su vida. En el caso de aquellos difuntos adultos, solían representarse escenas en las que éste simulara tener vida, pero para lograr tal cosa, se utilizaban estructuras metálicas en forma de esqueleto, adosadas a la parte trasera del cuerpo, sosteniendo así, posiciones como la de parado o sentado, dando la sensación natural de la postura.

En aquellos tiempos a causa de la fuerte influencia religiosa, la muerte no era considerada algo trágico, sino toda una bendición, ya que la persona que padecía se iría al cielo al encuentro con el ser supremo. Por esa razón los velorios o funerales, eran de alguna manera festivos, ya que éstos se hacían generalmente en la propiedad de la persona muerta, con muchos invitados, lleno de plegarias y pasos a seguir hasta su sepulcro, en donde después de éste, la familia de luto llevaba a cabo un abundante almuerzo, para celebrar la llegada su ser querido al cielo. Algo que quizá en la actualidad nos cueste comprender, pero el misterio que representó la muerte para el hombre a lo largo de toda la historia, siempre fue objeto de acciones con falta de lógica, pero que compensan y alivian la conciencia de aquellos que sufren en vida.

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