El proceso de escribir: la inspiración a través de la práctica

La escritura es una forma de arte que involucra un proceso complejo y enriquecedor, el cual se desarrolla en diferentes capas, y cuyas metas son planteadas de manera generalmente individual. Esta preciosa forma de expresión artística, una de las más antiguas del mundo, puede ser considerada también como una de las más accesibles, ya que no requiere indefectiblemente ningún entrenamiento especial ni estudios superiores. La experiencia de narrar, realizar ensayos, poesías y obras de distinto género es una que se disfruta ampliamente y no distingue edades.

La base del proceso de escritura es la práctica, la cual se divide en leer y escribir con igual asiduidad; siempre es recomendable leer a varios autores, tantos como sea posible, y mientras más diversos mejor. Estos procedimientos son los ideales para lograr una base de conocimiento propio, en la que se acumulen técnicas y estilos, y, también, para desplegar al máximo el potencial de cada persona que busca ser un profesional o meterse de lleno en el siempre bello y transformador mundo de las letras.

A la hora de escribir, lo que debería funcionar como un recordatorio constante para los escritores o los aspirantes a escritor es que la inspiración no es una situación que se presenta de una manera mágica, tampoco es una especie de fuente de la sabiduría y mucho menos lo que facilita o da sustento a la literatura. Los distintos aspectos del proceso de escribir se vuelven difíciles cuando uno piensa que funciona de esta manera. Lo importante ante todo es la práctica del escritor y la constancia en el desarrollo de la técnica, que permite que ésta se vuelva la forma más fácil de crear un arte concreto, un estilo, e incluso las famosas “marcas de escritor”.

Escritores

Operando mediante la frecuencia y, lisa y llanamente, el trabajo de la escritura constante, el individuo desarrolla sus propias herramientas y encuentra su terreno más apropiado, el que siente más natural para moverse, ya sea la ficción, la poesía, los ensayos, etc. Puede ser que incluso se sienta atravesado por una mezcla de estos.

En definitiva, así como un músico debe practicar para mejorar y volverse un virtuoso, el autor debe escribir (y leer) mucho, tratando de adentrarse lo más que pueda en la selva frondosa de los estilos literarios y las distintas sensibilidades. Si el autor realiza su labor de manera seguida, no solo abre su mente a la diversidad literaria y aumenta su léxico, sino que también lo hace en otros sentidos, considerando e incorporando ideas, experiencias y sensaciones nuevas, que lo redefinen a él y a su escritura.

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