Los niños que juegan son niños creativos

Inmersos en un mundo tecnológico y virtual los pequeños no desarrollan el juego como un espacio de crecimiento, recreación, diversión o placer. Sino más bien sólo como un elemento en contra del aburrimiento.

Hoy es común escuchar: ‘los chicos no saben jugar’ ‘siempre están aburridos’. ¿Pero por qué se aburren? Porque los adultos vivimos apurados y no tenemos tiempo para enseñarles a jugar.

Hablamos del juego  como expresión y fuente de placer y no como competencia o deporte. El juego como actividad lúdica, llevará a los más pequeños  a desarrollarse física, emocional y psicológicamente sanos.

Un espacio de ‘juego’ les hará descubrir nuevas sensaciones, estimular las capacidades para razonar, incitar el pensamiento reflexivo. Ampliar la memoria y la atención, desarrollar la imaginación y la creatividad, socializar con otros pares, divertirse, sentir alegría y placer. Expresarse libremente y descargar tensiones. Desarrollar y aumentar la autoestima y el auto concepto. Vivir sus propias experiencias, desarrollar la personalidad.

Las  ‘obligaciones y actividades’  de los adultos muchas veces nos llevan a remplazar la actividad lúdica por ‘juegos electrónicos, virtuales, computadoras, teléfonos inteligentes o televisión que lo único que hacen es ‘entretenerlos’ para que el tiempo pase más rápido y no se noten las ausencias o lo que es peor las falencias.  Al hacerlo de esta manera,  les impedimos disfrutar del juego en su máxima expresión como una actividad puramente placentera y que desarrollará la fantasía.

La fantasía hace que las nenas imaginen que, por ejemplo, el patio de sus casas se convierta en extensas tierras lejanas donde príncipes valientes las rescatarán de temibles monstruos. Castillos con pasadizos secretos, doncellas, muñecos que se transforman en hijos. Muebles que cobran vida, objetos inanimados que de pronto son personas, personajes, duendes. Este tipo de juegos estimula en ellas el pensamiento creativo, la capacidad de soñar y de imaginar.

En tanto los varones desarrollan su capacidad natural de protectores, valientes guerreros, corajudos héroes que salvarán justamente a estas  princesas, luego tal vez sean esforzados médicos, bomberos, policías destinados a establecer justicia y paz. Ese espíritu fuerte, esa actitud de lucha, de firmeza, de supervivencia se gesta en ‘esos juegos de chicos’.

Allí es donde los niños descubren en sí mismos la capacidad ilimitada que poseen, el potencial, que va más allá de la lógica, se animan a ser súper héroes o mujeres valientes capaces de afrontarlo todo. Una actitud que a lo largo de  la vida los preservará y los hará superar los conflictos y temores y sembrará en ellos la resiliencia.

Permitirles (a pesar de las obligaciones) y desarrollar  en el hogar  el espacio de juegos tales como: ‘arrastrarse, correr, saltar, jugar escondidas, a los espías, a las mamás, a las princesas´ es proporcionarles la habilidad de ‘crear, imaginar, soñar’ y esa es una tarea que debemos afrontar con amor y paciencia.

¿Porqué? porque de hecho es más fácil ‘entretener a un niño’ que ‘enseñarle a jugar’, motivarlo a pensar en sus juegos, proporcionarle un tiempo único y exclusivo para disfrutar juntos del juego.

Enseñarles a jugar ‘jugando con ellos’ es la mejor manera de fomentar en sus vidas una capacidad creativa ilimitada.

Un espíritu creativo, una mente que sueña, proyecta y cree que es capaz de superar los obstáculos las motivamos nosotros los papás.

 

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