Proyecto de vida de un adolescente, el individualismo y el neonihilismo

Proyecto de vida de un adolescente, el individualismo y el neonihilismo

Proyecto de vida de un adolescente, el individualismo y el neonihilismo

Proyecto de vida de un adolescente. familia y sociedad.

La sociedad construye, en muchos sentidos, a sus actores. La sociedad es un compuesto de factores de toda índole, los más significativos son los institucionales y los más susceptibles son los  humanos. Un gobierno puede dictar la “forma cultural” que tendrá su pueblo, con sus partidas presupuestarias, estableciendo ciertas prioridades en detrimento de otras, con sus leyes que fomentan, o deprimen ciertas actividades. Es determinante la dirección que una estrategia de gobierno tenga, en la vida de los ciudadanos.

Las personas son afectadas, según su edad, por la acción político económica de un estado. Los ancianos dependen de la importancia que se le dé a la previsión social; los adultos, de la mayor o menor apertura en la economía general, las leyes impositivas, etc, los niños son afectados por la política de educación, al igual que los adolescentes. Pero estos últimos, por encontrarse en una edad especialmente influenciable, absorben directamente la difusión cultural que determina el gobierno de turno.

A nivel global, los adolescentes del mundo son bombardeados sin pausa, con estímulos de todo tipo, una sexualidad precoz a la que acceden en las redes; la tecnología ilimitada, que los sume en un mundo virtual; un aislamiento cada vez mayor del entorno familiar, donde el individualismo ha invadido los hogares.

Todo esto ha dejado a los adolescentes en un estado de soledad y cuasi abandono, prácticamente están en desuso las reglas, los modales, la socialización en el sentido clásico. A cambio, los acogen las tribus urbanas, que no son más que adolescentes en el mismo estado de desorientación, que se asocian e identifican a través de un código específico de vestimenta, modismos, música, etc. En algunos países, las pandillas captan a los jóvenes, llevándolos por una pendiente, muchas veces, sin retorno.

Sabemos que el futuro próximo de la sociedad humana será construido por estos adolescentes. Entonces resulta por demás preocupante, ver la ausencia casi total, en una gran porción de ellos, de objetivos, sueños, planes, ambiciones, algo que defina una dirección, una intención hacia el mañana. Es común que al preguntarles qué desean ser o hacer, respondan: “nada”, “no sé”, “para qué pensar en eso ahora”, “me da lo mismo”, etc.  Mientras algunos estudian para conseguir una profesión, muchos otros, se conforman con pequeños empleos que solo les pagan las salidas, ropa y algo más, y abandonan la escuela o comienzan varias carreras sin concluir ninguna.

Quién es responsable de esta situación? Seguramente los adultos, la tendencia generalizada del desinterés, la falta de solidaridad y conciencia de grupo, la corrupción de la política mundial, que muestra un mundo a los jóvenes, donde prima la ley del menor esfuerzo, conseguir los objetivos personales por cualquier medio, tomar todos los atajos posibles. Los niños y jóvenes, observan al mundo de los adultos, ese es su modelo.

Por esto, juzgar a la juventud es simplista y contradictorio. Si pretendemos un futuro positivo, necesitamos comenzar ya mismo su construcción, revertir los enormes errores del Sistema que hemos generado. Establecer nuevas reglas de juego, en las que el dinero y el poder no sean lo más importante.

Mostrarles que nos equivocamos, que maltratamos al planeta y queremos arreglarlo, que el bien común es fundamental, que la educación es la base de una sociedad, que la familia puede volver a reunirse, sin celulares ni ordenadores.  Compartir el mundo con ellos, responder las preguntas que no se atreven a hacer, mirarlos más a los ojos, escuchar por un rato su música, es decir, hacernos presentes en sus vidas  y explicarles que también tenemos miedo, que nos pasamos la vida entre intentos y que eso está bien.

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