Los peligros de pasar demasiado tiempo sentado

El sitio web Medical Billing and Coding realizó hace un tiempo una infografía que pronto se popularizó en la web. Combinando ilustraciones y porcentajes recopilados de diversos estudios científicos, la misma nos pone al tanto de lo peligroso que puede ser para el ser humano pasar demasiadas horas al día sentado.

Aquí compartimos los puntos más relevantes, sin intención de alarmar a nadie, pero con la finalidad de generar una toma de conciencia acerca de lo importante que es el movimiento frecuente para nuestro organismo.

No se trata de salir todas las mañanas a correr 10 kilómetros por un parque antes del entrar al trabajo (sabemos que para la mayoría de nosotros eso no está en ningún plan o se piensa como casi imposible), sino de comenzar por las pequeñas cosas, como ponerse de pie de a ratos en la oficina, o subir un par de pisos por escalera en vez de ascensor.

Un poco de historia: La mayor parte de la existencia humana se vivió de pie, así fuera arando cosechas o cazando jabalíes salvajes. Pero con la llegada de la televisión, computadoras, comodidades y los trabajos de escritorio, actualmente pasamos más tiempo sentados que nunca en la historia: un promedio de 9,3 horas al día, aún más que el tiempo que pasamos durmiendo, que es en promedio unas 7,7 horas. Nuestros cuerpos no están diseñados para eso, y la cuestión está empezando a tener sus repercusiones.

Los datos duros: Estar sentado más de 6 horas al día aumenta el riesgo de muerte hasta un 40%. Por lo tanto, aquellas personas que realicen esa cantidad de tiempo sentados diariamente tienen 40% más de probabilidades de morir 15 años antes que aquellos que están sentados menos de 3 horas. Incluso si hacen ejercicio. Los estudios demuestran que solamente reducir la cantidad de tiempo que estamos sentados ayuda a esto.

Permanecer sentados también nos engorda. Esta actividad consume prácticamente nada de energía. Las personas obesas pasan en promedio 2,5 horas sentados más que la gente con un peso adecuado. 1 de cada 3 personas en los Estados Unidos es obesa, y los porcentajes en el resto del mundo también son alarmantes.

Entre las décadas de 1980 y 2000, el tiempo de estar sentado aumentó un 8%, y la obesidad se duplicó. ¿Qué podemos hacer? Simplemente el acto de estar parado gasta un 10% más de energía que estar sentado. Masticar chicle aumenta a un 15%, y caminar ¡un 150%! Subir escaleras aumenta el gasto aún más, hasta un 220%. Estar sentados, sin embargo, como dijimos, gasta un 0%.

Los efectos de estar sentado no son perjudiciales a largo plazo solamente, sino que en el momento en que una persona se sienta su cuerpo comienza a colapsar. ¿Cómo ocurre esto?

La actividad eléctrica en los músculos de las piernas se suspende, el gasto de calorías desciende a 1 kcal por minuto, y las enzimas que ayudan a desintegrar las células de grasa bajan su actividad un 90%. Tras 2 horas de permanecer sentado, el colesterol bueno ha bajado un 20%, y tras 24 horas, la efectividad de la insulina baja un 24% (aumentando el riesgo de diabetes).

Aquellas personas que trabajan sentados tienen el doble de riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares que aquellos que trabajan en sus pies.

Para muchos de nosotros estar 8 horas al día sentados en nuestros trabajos es inevitable. Pero es el tiempo extra que pasamos de pie fuera de los mismos en el que debemos enfocarnos. Los 30 minutos de actividad física diaria recomendados no son suficientes. Debemos ponernos de pie en cada ocasión que tengamos.

Caminar quema de 3 a 5 veces más calorías que sentarse, tomemos algún momento para caminar por la oficina, pararnos o elongar. El tiempo que estamos sentados se va sumando, así sea en el trabajo, en el auto o en casa.

Caminemos, andemos en bicicleta, subamos por escaleras en vez del ascensor, vayamos al almacén a hacer las compras sin sacar el auto, levantémonos de la silla, y, resumiendo, aprovechemos cada oportunidad que tengamos.

El cuerpo humano es una máquina que simplemente no se encuentra desarrollada para estar sentada por períodos tan largos de tiempo. Hace cien años, cuando la humanidad pasaba sus días trabajando en campos o fábricas, la obesidad prácticamente no existía. Ya que hoy en día no podemos exactamente corretear libres por la naturaleza, y hasta el fin de la historia, deberemos buscar otras maneras de ayudar a nuestros organismos a mantenerse sanos. No dejemos que el progreso tecnológico haga involucionar nuestros cuerpos. Con conciencia, ¡a ponerse de pie!

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