Cómo despertar el Control mental: el límite entre el pensamiento y la realidad

Cómo despertar el Control mental: el límite entre el pensamiento y la realidad

Cómo despertar el Control mental: el límite entre el pensamiento y la realidad

Cómo despertar el Control mental. Salud emocional.

Entenderás, si me acompañas a descubrir el laberinto de tu mente, que hemos adquirido un hábito poco saludable que es el de identificarnos con lo que pensamos. La  veracidad que le asignamos a lo que especula nuestra mente excede totalmente a la realidad, es decir; suele pasar que ciertos eventos se repiten en el repertorio de nuestros pensamientos y nos impresionan de tal forma como si en realidad estuviesen sucediendo.

A mayor monto de estrés le corresponde un aumento de esta tendencia, que se vuelve contaminante y agresiva, retroalimentándose como un círculo vicioso, dicho metafóricamente el estrés es como una pequeña entidad a la que damos vida, a la que alimentamos con pensamientos negativos y estos a su vez se nutren del estrés.

Contaminante porque de a poco invade la personalidad, esto es algo que nos pasa a todos y no tiene que acobardarnos porque es manejable y es en ello donde tenemos que poner a trabajar la mente y el control que vamos a generar sobre esta parte maravillosa de nuestro ser.

Dijimos también que esta manera de ver la realidad -que es a través de la negatividad de ciertas creencias– se puede volver agresiva. Esto es así porque si perdemos dominio de lo que pensamos y sentimos en momentos de confusión, podemos tener problemas tales como la generalización y adaptación a un modo disfuncional, o sea, erróneo de ver las situaciones.

Es así como, de a poco, las personas vamos alejándonos de ciertos entornos, nos aislamos y  dejamos de disfrutar momentos que antes eran gratificantes.

Todo esto es un proceso -que como muchos otros que tiene la vida- implica un aprendizaje, adquisición de nueva información, una adaptación y por consiguiente su modo de funcionar en base a ese sistema de creencias.

Los miedos forman parte de este aprendizaje y son la base de este proceso; estos a su vez están conformados por ideas y representaciones acerca de la realidad que en casos extremos condicionan nuestra vida y que en su mayoría nada tiene que ver con la realidad misma.

Aún en esos casos, (diría yo más precisamente es en estos casos) cuando el miedo comienza a paralizarnos, es donde podemos comprobar que de nosotros depende tomar las riendas. Solo necesitamos entrenamiento, relajación y algo de tiempo en silencio.

Este periodo puede durar desde algunos pocos minutos hasta poco más de una hora, mientras más cercanos estén entre si estos momentos de autoexploración, mejores serán los resultados y el rendimiento. Depende de la preparación que vayamos logrando y de la voluntad por supuesto.

Cuando el deseo de sentirse mejor es genuino, la voluntad llega por añadidura.

El siguiente paso será sentarnos sin hacer nada más que eso, como quien se sienta a esperar. No vamos a buscar todavía relajarnos ni aflojarnos, tenemos que ver llegar los pensamientos y para eso tenemos que estar atentos. Este es el momento en donde los sentidos se preparan para recibir la información que a diario me da la mente y que no veo porque hay otras cosas que me mantienen siempre ocupado/a mientras eso pasa (por eso decíamos anteriormente que los pensamientos se generan de una manera casi automática).

Cuando empezamos a darnos cuenta que la mente produce recuerdos de momentos o inclusive de cosas que nunca pasaron; lo que sea, observo. Ahora si cierro los ojos, elijo el pensamiento que más me haya movilizado y capto, en ese preciso momento, cuál y cómo es la emoción que le sigue.

Ahora si, respiramos profundo para recibir también la emoción, la dejamos entrar y le damos espacio. Conocemos en esa acción cómo me siento ante determinado pensamiento. Así lo hacemos nuevamente con algo diferente y otra vez ponemos nuestra atención en lo que sentimos.

Vemos así que cada recuerdo o creencia, por ejemplo, genera una emoción distinta.

Si lográs darte cuenta qué pensaste antes de que se genere la emoción, tendrás en tus manos una herramienta muy poderosa para los desafíos que la vida va poniendo diariamente.

No se trata de no sentir o de perder espontaneidad, sino de aprender cuáles de esos pensamientos son verdaderamente alarmantes y cuáles no; y también para esas innumerables veces en que estamos desanimados sin saber porqué, encontrar una respuesta o una explicación suele sacarnos del estado de tristeza, angustia o enojo. Si te amigas con tus emociones y las conocés puede que ellas sean el camino para saber cuál fue el pensamiento que las trajo, esto también forma parte del autocontrol.

Ahora si te asalta un miedo espeluznante podés observarlo y evaluar qué grado potencial de daño contiene; o bien cuántas veces eso que tanto temiste se ha concretado de hecho.

Lo que leyeron anteriormente está basado en mi propia experiencia, son cuestiones que he puesto en práctica y me han enseñado mucho.

El sustento ideológico de estas doctrinas son muy antiguas y están relacionadas con el estudio de la espiritualidad y el autoconocimiento, no se trata de una simple autoayuda, el objetivo es más profundo y tiene que ver con encontrarnos a nosotros mismos, al SER que existe en cada uno de nosotros.

Considero que muchas de estas enseñanzas deberían estar en nuestros cimientos para que podamos transmitírselas a nuestros hijos, nuestros nietos, amigos etc.

En fin: Será el recorte que elijas hacer de la realidad lo que creará la tuya.

«El punto de vista crea al objeto» (Saussure 1916)

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