¿Qué es el “codo de tenista”?

Las personas que practican tenis con asiduidad – un deporte muy completo, por cierto – pueden verse afectados por la epicondilitis, una afección conocida popularmente como “codo de tenista”.

Esta afección se caracteriza por un fuerte y constante dolor en la cara externa del codo, en la región del epicóndilo – como se llama a la proturberancia ósea que se encuentra en la parte lateral y externa de la epífisis inferior del húmero.

La parte del músculo que se fija a un hueso se denomina tendón. Algunos de los músculos en el antebrazo se fijan al hueso por la parte externa del codo. Al utilizarse estos músculos repetidamente, se presentan pequeños desgarros en el tendón. Con el tiempo, esto lleva a que se presente irritación y dolor donde el tendón se fija al hueso.

Son precisamente los movimientos repetitivos de extensión de la muñeca y supinación del antebrazo (movimiento de colocar la palma hacia arriba), un movimiento habitual al golpear la pelota con la raqueta, los que producen la lesión.

Esta repetición del movimiento ocasiona microroturas fibrilares y reparación inadecuada a nivel de los tendones de los músculos que se originan en la región del epicóndilo, en especial del tendón del músculo extensor radial corto del carpo.

Cabe señalar que si bien esta afección es habitual entre los jugadores de tenis, cualquier actividad que involucre torsión repetitiva de la muñeca (como usar un destornillador) puede llevar a esta afección. Por lo tanto, los pintores, los plomeros, los obreros de la construcción, los cocineros y los carniceros son todos más propensos a desarrollar el codo de tenista o epicondilitis humeral.

 

Los síntomas de la epicondilitis o “codo de tenista” son los siguientes:

  • Dolor en la parte externa del codo, sobre el epicóndilo.
  • Dolor e impotencia funcional con los movimientos de extensión de la muñeca y supinación del antebrazo.
  • Dolor a la palpación de la zona epicondílea y con acciones simples como elevar una botella o una jarra o tomar una taza de café, también en deportes, por ejemplo al ejecutar el golpe de revés en el tenis, padel o badminton.
  • El dolor suele ceder durante la noche y con el reposo.
  • En ocasiones puede llegar a cronificarse y convertirse en un proceso crónico que requiere cirugía.
  • No suelen referir clínica acompañante de origen neurológico, pero al dolor puede irradiarse hacia el brazo y el antebrazo.

El tratamiento de esta afección es variado, desde la prescripción de antiinflamatorio no esteroides como ibuprofeno o diclofenac, a la fisioterapia (ultrasonido, electroterapia, láser, ondas de choque), masajes, aplicación local de calor, algunos ejercicios, entre otros.

Últimamente, se utiliza la aplicación local de plasma rico en plaquetas (extraído de la propia sangre del paciente) por su gran poder de regeneración de tejidos.

Se recomienda limitar los movimientos que producen la lesión, de forma tal que el reposo y la relativa inmovilización de la articulación, son otra manera de tratar el problema – junto a otras terapias.

Finalmente, algunos casos necesitan una resolución mediante cirugía, con buenos resultados en el corto y largo plazo.

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