Claves para sentirse bien en el trabajo

Claves para sentirse bien en el trabajo. Sociedad.

 

El estrés es el mal de nuestro tiempo, el enemigo silencioso que gatilla las más diversas dolencias físicas y psicológicas, por no mencionar que obstaculiza que disfrutemos hasta el más sencillo de los placeres diarios, como puede ser una sencilla taza de café, una charla o una lectura. El trabajo suele ser la fuente de este mal, por eso repasemos algunas claves para sentirse bien en el trabajo.

Lograr no sólo no tener malestar en el trabajo, sino además poder disfrutar de él, ayuda a reducir sensiblemente los niveles de estrés, y la calidad de vida aumenta. Cuando encontramos un equilibrio adecuado entre las demandas de nuestro trabajo y nuestros recursos para hacerles frente, se genera una sensación satisfactoria que puede hacernos muy bien incluso a la salud, a diferencia de lo que ocurre cuando nos estresamos.

El trabajo, además de permitirnos cubrir nuestras necesidades básicas, puede contribuir de forma positiva a nuestra salud y bienestar personal.

Aún si no es el trabajo de nuestros sueños, hay que considerar que tener un empleo digno se convierte en una posibilidad, nos da la posibilidad de vivir y alcanzar nuestras metas por más que sólo sean muy básicas, entonces tenemos que verlo como una oportunidad y no un inconveniente.

Pero además, la actividad física y mental que demanda el trabajo contribuye a mantenernos sanos.

El trabajo contribuye a que nos sintamos útiles, válidos, capaces, autosuficientes, con lo cual nuestra autoestima se ve reforzada. Nuestra tarea contribuye al bienestar de otros individuos y grupos, haciéndonos sentir mejor.

En los últimos años, son cada vez más las empresas que se proponen fomentar el bienestar físico, mental y social de los trabajadores, para generar lo que se conoce como “engagement”, que puede traducirse como vinculación psicológica al trabajo. El engagement se trata de un estado afectivo-emocional positivo y de realización en el trabajo.

Una de las características de este estado es que genera vigor, entendido como niveles de energía y resistencia mental mientras se trabaja, la voluntad de esforzarse en mejorar y de llevar adelante las adversidades. También se ve en el trabajador la dedicación, es decir una implicación profunda en su tarea, con entusiasmo, inspiración, orgullo y reto.

También se ve la absorción, que significa que se está concentrado y absorto en el propio trabajo, donde el tiempo pasa rápidamente, y no resulta fácil desconectar de lo que se está haciendo pero no por las presiones externas, sino por el disfrute en la tarea que se realiza y la concentración que se experimentan.

Los trabajadores con engagement no sólo no están agotados ni distantes de su trabajo, sino que sienten mucha energía y están inmersos en lo que hacen.

Se tienen que dar varios factores organizacionales y laborales para generar esto en el empleado, como las propias condiciones laborales, el nivel de exigencia en el trabajo, la autonomía y control sobre la propia actividad laboral, la creatividad que nos permite desarrollar, las relaciones personales con compañeros y directivos, entre otros factores.

Pero es innegable que es importante el factor personal, como encarar nuestra tarea con positividad, buen humor y de forma proactiva y dinámica para llegar a la plenitud laboral que describimos.

También es de mucha ayuda organizar el tiempo y las tareas racionalmente, comunicarnos asertivamente con los demás, equilibrar adecuadamente entre vida personal y laboral, evitar autoexigirnos hasta desbordar, son algunas de las cosas que están a nuestro alcance para que disfrutemos a pleno nuestro trabajo.

Es por eso que la clave es emprender una búsqueda activa y personal de un mayor bienestar laboral, donde no sólo nos enfoquemos en llegar a un lugar donde las condiciones se nos faciliten, sino que primordialmente sea nuestra actitud y nuestro objetivo lo que nos lleve a alcanzar el engagement.