Ciencias “duras” vs. Ciencias “blandas”

ciencias duras ciencias blandas
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“Ciencias duras” y “ciencias blandas” son términos coloquiales usados para comparar campos científicos sobre la base de la percepción (muchas veces mal informada) sobre el rigor del metodológico, su exactitud y objetividad. En términos generales, las ciencias naturales son consideradas ciencias “duras”, mientras que las del espectro social se describen como ciencias “blandas”.

En un artículo previo comentamos sobre la imagen socialmente impuesta que dice que “la ingeniería es difícil”; e incluso, en los peores casos, “aburrida”. Nada nunca ha sido más incorrecto.

Todo estudio es dificil, siempre y cuando se lo encare con la seriedad que se merece. Las ciencias “duras” son vistas por el público general como “más difíciles” porque no dejan marjen a la “flacidez” en la carrera (o como a muchos gusta decir, “no hay lugar para ‘guitarrear’”). No se puede “inventar” el resultado de una serie de complejas operaciones matemático físicas que conllevan a la integridad de una construcción.

No se puede, en el sentido en que se puede “inventar” una “interpretación” sobre algo particular de una teoría en una ciencia “blanda” o social. Es por ello que las ciencias “duras” suelen pasar un mal rato al momento de asegurarse futuros candidatos, ya que la mayoría de las personas prefieren las ciencias sociales porque “son más sencillas” (queriendo decir con esto que piensan que podrán estudiar menos y salir con el título, lo que muchas veces es cierto).

 

Ciencias blandas

Muchas de las personas que preferir las ciencias blandas de seguro están pensado una de las siguientes dos cosas: o asumen que será “más sencilla” la comprensión de las teorías (como ya mencionamos); o bien tienen la impresión de que dichas ciencias “están más cerca” de la gente, de “la realidad” (en cuanto se refieren a “la realidad” del día a día, tomando la rutina de una persona común y corriente como algo “playo” y sin complicaciones).

Estos esterotipos y clichés no sólo provienen de un lugar de desconocimiento, sino que son literalmente espantados y desterrados una vez que el alumno se integra más y más en el corazón de la ciencia particular.

Pero en parte estos son responsabilidad de los maestros. Al recurrir a definiciones simplistas en algunos casos dentro de la vida escolar de un alumno de primaria o secundaria, lo que los maestros pueden lograr es una influencia nefasta en cuanto a la percepcción que los alumnos tienen sobre el mundo científico. Cuando, por ejemplo, decimos que la sociología es “el estudio del hombre en sociedad” estamos, indefectiblemente, ante una simplificación excesiva. Cuando un alumno llegue, en su carrera de sociología, a tomar el libro La Distinction de Pierre Bourdieu y se vea obligado a leer gráficos complejos obtenidos con metodologías muy precisas y complejas, como la etnometodología, no creo que la definición del maestro se sostenga. Seguramente se trata de algo más que un simple “estudio del hombre en sociedad”, o que, al explicar un proceso complejo, como puede ser “la razón por la cual una persona busca trabajo”, decir que “necesita dinero” es una explicación poco satisfactoria. Y las mismas reducciones pueden ser encontradas sobre todo tipo de ciencias blandas.

 

Ciencias duras

Lo curioso es que (y de allí el porqué de “duras” vs. “blandas”), en el caso de las ciencias “duras”, el reduccionismo opera proporcionalmente al opuesto. La polaridad es tan clara que, todos nosotros,  como personas que han pasado por la escuela y conocemos el pavor ante las horas de matemáticas en el colegio, podemos estar de acuerdo en que dichas horas se sentían un tanto “más pesadas” que todas las otras.

La insistencia de muchos maestros en que “las matemáticas son en serio” lo único que logra es solidificar el estereotipo y el cliché. Todas las materioas deberían ser “equitativamente” “en serio”, todas deberían tener el mismo nivel de seriedad, el que se merecen.

O quizás suceda al reverso. Cuando una ciencia queda completamente desacreditada, sea cual fuera al motivación que llevó a ello. En mi caso particular ha sido geografía. Recuerdo haber realizado algunos mapas pintados y un par de trabajos prácticos (esto es en secundaria) sobre un par te temas que rozan más el área de la cultura general que de la profundización en el estudio de una ciencia (zonas horarias, divisiones continentales, etc.).

Cuando en secundaria el nivel debería haber sido mucho más alto, alguien dentro de la cadena (ministerio de educación, director del colegio, el mismo maestro) decidió bajar el nivel de geografía. Gracias a este tipo de actitudes hoy en día la cuota de estudiantes de geología en mi país natal, Argentina, es extremadamente baja. No comprendo cómo puede ésto ser sorpresa, conociendo la falta de propiedad al tratar dicha ciencia en las etapas formativas de la educación formal. Siendo un campo tan amplio y bello, pintar mapas según diferencias horaria me parece un despropósito. Todo a causa de un cliché que nos afirma (falsamente) que la geología es una ciencia “dura” (“imposible”), la cual no podrá ser comprendida por un estudiante de secundaria en el contexto de la clase de geografía.

La realidad es que la implementación de correlaciones entre la geografía y la geología o entre la geografía y la antropología (por ejemplo) son inmensas. Las cuales deberían ser aprovechadas por los educadores para apliar el espectro de conocimiento y de aprendizaje de los alumnos. Módulos especiales que realicen un estudio interdiciplinar entre conceptos geográficos y geológicos no sólo es posible, sino que es recomendable. Y, es más, podría ayudar a desacreditar esos estereotipos y clichés tan perniciosos.

1 comentario en Ciencias “duras” vs. Ciencias “blandas”

  1. Como estudiante de geografía estoy totalmente de acuerdo con tu postura. Es una lástima la desacreditación y hasta el «menosprecio» que sufrió esta disciplina en nuestro país. Es una ciencia muy rica e interesante, que nos permitiría abordar una gran temática. Muy interesante tu publicación.

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