«Cheerleaders» para programadores: compañías chinas contratan animadoras para sus empleados‏

Por el momento, parece que solo las empresas de Internet en China son las que están recurriendo a este incentivo un tanto raro y, por qué no, controversial. Los lugares de trabajo en este rubro son espacios llenos de programadores que en muchos casos tienen serios problemas para socializar.

Luego de observar esta característica en su staff, el departamento de recursos humanos tomó la decisión de contratar a un grupo de animadoras o («cheerleaders», como se las llama en el idioma anglosajón). El objetivo propuesto es una nueva motivación en el ambiente de trabajo, relajar las tensiones y conseguir un mejor rendimiento laboral de las personas en cuestión.

 

«Cheerleaders» para programadores: compañías chinas contratan animadoras para sus empleados‏

¿Cuál es el trabajo de las animadoras, exactamente hablando? Las mismas tienen tres tareas principales: la primera consiste en encargarse del desayuno de los programadores, de modo que tengan la energía necesaria para hacerle frente a una jornada laboral extensa. Luego, deben interactuar y conversar con los empleados. Así se busca que les brinden apoyo, y les ayuden a superar las dificultades que puedan tener para relacionarse con el sexo opuesto.  Por último, en los recreos juegan al ping pong con los trabajadores, si así desean utilizar ese tiempo de ocio.

Para ser contratadas las mujeres deben demostrar que tienen facilidad para comunicarse con hombres que tengan dificultades a la hora de socializar. De modo que tener cierto nivel de estudio, o experiencia en psicología, es considerado un plus para obtener el puesto de animadora/cheerleader; aunque en el caso referido (el que ha llegado como noticia a los portales y diarios de todo el mundo) lo importante parece ser atender a los programadores hombres con estas animadoras, podría considerarse también la situación inversa, y entender que una programadora mujer también puede necesitar de vez en cuando un compañero que la apoye en los momentos de estrés o ante la posibilidad de falta de contacto humano y/o depresión.

Sin duda, y a pesar de que puede ser vista como una medida sexista, mal enfocada o incluso innecesaria, la base de la misma es la realidad que viven muchos adolescentes y jóvenes (y personas más maduras también) de sociedades asiáticas, destacándose China y Japón en ese sentido: la problemática del aislamiento social voluntario, las dificultades para acercarse al sexo opuesto y la falta de deseo de interactuar con otros, incluso con los propios compañeros de trabajo.

Estas cuestiones están siendo abordadas y tratadas de varias maneras en países de esa región, y todo indicaría que esta es otra más en la misma dirección. Seguiremos atentos al desarrollo de esta moda – o vanguardia – que, quizás muy pronto y si los resultados son favorables, pueda volverse tendencia empresarial a nivel mundial.

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