Ya lo escuchamos de nuestros padres: “el juego no trae nada bueno”. También lo escuchamos del tango “Por una cabeza”, la patética historia de un jugador empedernido que no puede dominar su debilidad hacia el juego con caballos y, a pesar de haber perdido todo, afirma que volvería a jugarle lo que tenga a ese “pingo” que sea “fija el domingo”.
Es cierto, “la timba” (como solemos decir los argentinos) tiene poco y nada de glamoroso. Siquiera en los países del primer mundo la gente está exenta de perder enormes cantidades de dinero en casinos, juegos de azar, loterías y quinielas. Sí, algún afortunado de entre millones puede salir favorecido; pero los demás perecerán sin volver a ver su dinero, jamás.
Quizás el peor de todos estos ejemplos es el de las máquinas. Incluso con la garantía de que la dificultad para “ganar” es casi imposible, innumerable cantidad de personas pierden grandes sumas de dinero diariamente en dichos aparatos. Es por ello que muchos eligen los juegos de cartas, ya que representan un juego de azar que, por lo menos, pueden “manipular” en una mínima capacidad personal. Es la razón por la cual el Poker es considerado no sólo el juego de azar de casín con cartas francesas más popular del mundo, sino que es considerado un deporte.
Pero todo esto está por cambiar con Cepheus, un programa que aprendió poker por jugar más de un trillón de manos (más que se han jugado en la totalidad de la historia humana). Este programa de computadora, científicos afirman, juega un juego casi perfecto de poker.
Cepheus se dio a conocer en Canadá el jueves 8 de enero del 2015, y los investigadores creen que es tan bueno que una estrella de poker avanzado podría pasar toda su vida jugando contra Cepheus y todavía no estaría a la cabeza.
Para aprender el juego, Cepheus se pasó dos meses jugando el equivalente a más de mil millones de millones de manos de Texas Hold’em (el estilo de poker preferido en el mundo), que constituye a más juegos de poker que los que se han jugado en la totalidad de la historia humana.
La hazaña requiere de una potencia de cálculo de cuatro mil procesadores de ordenador, cada uno manejando seis mil millones de manos cada segundo. Con cada juego jugado Cepheus construye una base de datos de cartas repartidas, las decisiones y los resultados de apuestas. Al final de la sesión de entrenamiento para la maratón, la base de datos contenía 11 terabytes de información sobre las llamadas (calls), apuestas (bets) y las retiradas (folds) para cada mano que un jugador podría tener.
Cepheus aprende de un algoritmo que minimiza esencialmente su “pensamiento”: el programa revisa cada decisión tomada y luego se entera de qué movimiento valió la pena y qué le costó la mano. “Para cada situación posible que podría llegar a, tiene una descripción de cómo se debe jugar”, afirmó Neil Burch, científico informático que ayudó a desarrollar Cepheus en la Universidad de Alberta con el ordenador Poker Investigation Group.
El programa juega una variante de poker llamado heads-up limit hold’em, hecho famoso por el libro del año 2005 de Michael Craig. El juego consiste en que dos jugadores apuestan cantidades fijas con un límite en el número de apuestas permitidas.
Es imposible hacer que un programa que gana todas las manos, porque un oponente siempre puede tener un par de ases u otra mano afortunada. En cambio, Cepheus juega la mano que se trata de la mejor manera posible. Antes de cada decisión, comprueba sus cartas en contra de la base de datos y utiliza la probabilidad para jugar el mejor juego posible.
El programa marca un hito en la teoría de las inteligencias artificial de juegos, ya que toma decisiones óptimas en un juego en el que se dispone de información limitada: las propias cartas de un jugador y aquellas “boca arriba” en la mesa (el flop, turn y el river, en la terminología de poker).
Hasta ahora, todos los grandes juegos que han sido “resueltos” por las computadoras son “juegos con información perfectas”, como el ajedrez y las damas, donde se sabe la historia completa del juego de cada jugador.
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