Los beneficios de la educación para los niños sin hogar

Dentro de la Declaración de los Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1959, más precisamente el principio 7, se afirma que:

“El niño tiene derecho a recibir educación, que sea gratuita y obligatoria, por lo menos en las etapas elementales. Se dará una educación que favorezca su cultura general y le permita, en condiciones de igualdad de oportunidades, desarrollar sus aptitudes y su juicio individual, su sentido de responsabilidad moral y social, y llegar a ser un miembro útil de la sociedad. (…)”

Entre otros aspectos, señala este principio la importancia de que todos los niños tengan acceso a la educación, ya que ésta constituye un derecho que les corresponde, sin distinción de sexo, raza, religión, situación social, etc.

Los niños que se encuentran en situación de calle, privados de la atención familiar y de la protección de un adulto, por diversas razones: pobreza, abandono, guerras, desplazamientos, enfermedades, están expuestos a condiciones de vida que atentan contra su integridad física y mental. Hay niños que viven en la calle en las grandes ciudades del mundo, especialmente en países en vías de desarrollo, y que son víctimas de abusos, negligencia y explotación. En numerosas ocasiones son asesinados por escuadrones o mafias.

Para luchar por los derechos de estos niños, existen numerosas Organizaciones No Gubernamentales que trabajan permanentemente, aplicando diversas estrategias para la contención de los menores en situación de riesgo. Existen diversos programas: de defensa, preventivos, institucionales y programas basados en la calle. Éstos últimos intentan aliviar los aspectos más necesarios de la vida en la calle, ofreciendo a los niños algún apoyo donde viven.

Dentro del mismo se encuentra la educación en la calle. Incluso existen en algunos países capacitación específica para formar educadores para que desarrollen su labor en rincones, calles, centros culturales, asociaciones y que tratan de que las vivencias que acumulan los niños y jóvenes puedan ser positivas y sirvan de bagaje para su futuro adulto.

También hay experiencias a través de fundaciones que brindan centros de acogida infantil en diferentes países de Latinoamérica y África. En dichos centros se les otorga a los niños y niñas de la calle un programa de apoyo escolar desarrollado por voluntarios profesionales en el área de la educación. De esta manera además de brindarles alimentación adecuada y revisiones de salud correspondientes, los niños acceden a la educación que es un derecho que les corresponde.

En el caso de países africanos como el Congo, que vive situaciones de guerra y tensiones desde hace años y como consecuencia directa de estas situaciones, la infancia ha sufrido un completo abandono. Ante esta situación UNICEF creó una Red de los educadores de los niños y jóvenes de la calle, que sólo en una de las ciudades de dicho país ha llegado a contabilizar entre 25.000 a 30.000 niños. La cifra aumenta diariamente y los problemas que aquejan a estos menores son: enfermedades, desnutrición, explotación, y ninguna esperanza de futuro.

Estas redes junto a centros de acogida y fundaciones proveen a la infancia alimentación, asistencia sanitaria y educación, tratando de esta manera de incorporarla a la sociedad tras su retirada de la calle, ofreciéndoles además inserción laboral mediante talleres de carpintería, panadería, costura, agricultura, ganadería y mecánica. Esta formación les permitirá en un futuro su integración social y económica en su medio natural, facilitándole un medio de vida para su futuro.

En algunas ocasiones se consigue integrar nuevamente al menor en su familia, a la cual, con la formación recibida, puede aportar una ayuda económica.

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